Turqouise marilyn

Turqouise marilyn

jueves, 10 de marzo de 2011

yo no tanto... I

el sudor recorre cada poro de mi piel y la de la tierra en esta ciudad
a veces es imposible respirar de tanto calor en esta ciudad
por un momento dudé, mire al cielo
el clima no suele ser tan drástico
una gota tras otra llevó a una gran lluvia
mis pies uno tras otro intentaban esquivar cada lagrima
fue imposible, ahora empezaba a preocuparme
mi ropa comenzaba a pesar y había dejado una chancla atrás
la inercia había hecho que siguiese caminando
¿regreso o no?
Pero tenía que regresar, torpe mi intento de intentar ponérmela bajo la lluvia
¿La recojo o me la pongo?
La lluvia ahora era como lluvia de aire
Unas gotas de oxigeno caían en el agua
Las flores que te llevaba y estos arrapos tan elegantes ahora se verían ridículos frente a ti,
Había esperado toda la mañana para poder verte, y ahora quería esconderme
Muy tarde había llegado a tu trabajo
El agua aun chorreaba de mis anteojos y de mi cabello
La lluvia hace que todo suceda con más calma
¿Sera porque la gente observa la lluvia?
-tiene que esperar, está ocupada- dijo aquel mensajero
Así que espere.
El aire soplo tan fuerte ese día que derrumbo carteles por toda la ciudad
Yo empapado como un oso polar, moría de frio.
(realmente cuando esté enfermo, no leeré esto con un tono jocoso)
Pero unos minutos después de espera, ahí estaba
Cuando la luz del día comenzaba a brotar de las nubes
Ella bajo por la escalera y me saludo
Fue eso suficiente como para que todo lo que me sucedido se borrara de una cachetada
Ahora, ella estaba enfrente de mí.
Le hable, como siempre.
Parecía que el tiempo no había pasado en nosotros, que todo aquel tiempo hubiese sido unos minutos
-Te extrañe-
Ella sonrío, -yo también-
-te amo- dije en voz susurrante para que nadie me escuchase
-yo no tanto- dijo en un tono burlón.



-Te extrañé-
Sonrío al mismo tiempo que hacia esa mueca que solo a ella le sale tan perfecta
-si nos vimos hace unas horas-
La abrasé, no pude resistir mientras le daba un beso en el cachete
-siempre te extraño-
Ella se sonrojo
-te vez hermosa-
No contesto mucho, mientras observaba sus grandes ojos
Eran sus labios con muchas hendiduras o sus senos un tanto descubiertos lo que me incitaba a sentir su piel, 
tal vez ambos.
-¿Cuándo nos volveremos a ver?-
Ella se rio
-me tienes enfrente-
La abrasé de nuevo
-ya te extraño-
La abrasé aun más fuerte y fue cuando ella entendió que mis abrazos no eran de saludo
Fue ahí cuando sintió lo mismo que yo
Que nuestros huesos se complementaban mientras que nuestros músculos se acurrucaban el uno al otro mientras nuestra energía nos cantaba canciones de cuna
Nuestra piel, no tenía miedo ni repulsión al contacto como en los abrazos comunes
Esto era distinto, pertenecíamos a los brazos del otro.
-me tengo que ir-
La mire un poco, sin poder expresar bien lo que quería decir
Esa piel, ese cabello, esos labios tan rosas
La abracé de nuevo
no sé cómo, pero sentí que cerraba sus ojos
-no me dejes-
Repetí más de una vez a su oído mientras mis brazos la rodeaban una y otra vez después de soltarla
-no lo hare, solo no estaré junto a ti-
Esas palabras me reestructuraron
-te quiero muchísimo-
Ella callo un segundo, conteniendo las palabras en su boca
Los labios permanecieron sellados pero las palabras escalaron hasta sus pupilas
-te amo- dijo no diciendo
Me miro detenidamente, con mi mano en su mano,
jugando lenta y sensualmente con mis dedos
-yo no te quiero tanto-
Esta vez su tono no era burlón
Sabía que no lo decía enserio
Salí corriendo
mis pies uno tras otro intentaban esquivar cada lagrima
fue imposible, ahora empezaba a preocuparme
mi ropa comenzaba a pesar y había dejado una chancla atrás
la inercia había hecho que siguiese caminando
¿regreso o no?
Pero tenía que regresar, torpe mi intento de intentar ponérmela bajo la lluvia
¿La recojo o me la pongo?
La lluvia ahora era como lluvia de aire
Unas gotas de oxigeno caían en el agua

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